sábado, 13 de septiembre de 2014

Inauguración de la Bienal, creo que de Flamenco. (artículo)



Ayer el Maestranza rebosó de instrumentos en la inauguración de la Bienal. Sonaron baterías, guitarras eléctricas, saxofones, pianos, cajones y otros extraños instrumentos, tantos que no me dejaron ver la voz. Me faltó flamenco, mucho flamenco y en un orden adecuado. Creo que esto del orden es el resultado de un espectáculo dirigido por tres directores, cada uno diferente en lo suyo. También fue consecuencia directa de esto el que durara casi cuatro horas, que barbaridad. Fui a disfrutar de un espectáculo de flamenco con muy  buen cartel. ¿Puede salir mal un concierto con Arcángel, Carmen Linares, Tomás de Perrate, El Pele, Israel Galván…? Pues sí, ayer vimos que sí.

Sufrí por Estrella Morente, tenía mucha responsabilidad sobre las tablas y su cante dejó mucho que desear a pesar de la belleza de algunos temas que hizo, como “Aunque es de noche” un tema que debería haber sonado a un Albaicín llorando sobre la Vega adormecida,  algo precioso, un canto a Granada. Su hermana Soleá no lo hizo mal, sin embargo a mi lo que me gusta es el flamenco. También vimos a un Arcángel a bajo nivel, ni desafinó, ni se fue de compás, pero no hizo nada, canto demasiado relajado y cómodo. Fue uno de los que más abuso de los instrumentos junto con Juan José Amador, como ya he dicho tantos instrumentos no me dejaron ver la voz. Por otro lado José Enrique Morente no lo hizo mal. Es un cantaor que tiene que limar muchos fallos y madurar muchísimo su cante, pero se vio algo, como un eco lejano del padre en el fondo de su voz y coincido en que los tres hermanos tienen una gran afinación. Los guitarristas Dani de Morón y Alfredo Lagos estuvieron correctos tanto acompañando como solos en una bonita malagueña. No sé que decir de lo que cantó Silvia Pérez, la gente quería escuchar flamenco y esta nos ofreció unos quince minutos seguidos de algo que ni se parecía, con el pequeño vals vienés hubo gente que se desesperó. Pero tengo que decir que en casi cuatro horas también hubo momentos de arte. El Pele se rompió cantando por alegrías y puso los vellos de punta a un Maestranza lleno, si bien luego bajo el listón en el tema dedicado a Morente y en el fandango. Carmen Linares fue otra que nos hizo daño con esa poesía pura de Lorca y la profundidad de su voz rota. Me pareció una locura que luego cantara con Soleá Morente ya que a esta no se le escuchó, se escondió debajo de los quejios de Carmen. Otro momento de arte nos lo regalo Tomas de Perrate y el Pájaro tocando y silbando por Amarguras. Israel Galván y Javier Latorre, cada uno en su estilo, también hicieron disfrutar. Destaco la entrada personalísima de Israel bailando solo a compás de su propia voz, ole Israel, poco a poco me vas llevando a tu terreno. Y Javier se gustó mucho bailando por taranto, con temple, seguridad y confianza, clásico y personal. Fue curioso ver a los dos en la patá por bulería, que antagónicos, que buenos.

En definitiva me lleve una gran desilusión, me esperaba mucho más de tan prodigioso cartel. No entendí casi nada, sobre todo en el segundo acto. Instrumentos, mezcolanzas sin ningún sentido y un espectáculo totalmente desordenado, con coros fúnebres  y siniestros para acabar… Fueron más allá de la fusión y no acertaron, para nada acertaron. Me dio pena, pero no se escucharon oles en el público y el concierto acabo con muchos asientos vacíos.

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